sábado, 13 de noviembre de 2010

Recordando a nuestros niños del Sahara, ahora más que nunca.


Hace ya seis años, Luisa y yo, pensamos que podría ser una buena experiencia para nosotros y para nuestros hijos, acoger a un niño saharaui en nuestra casa durante los dos meses de verano.

    El primer año, vino a nuestra casa un niño, se llamaba Baiba, de los campos de Tinduf. No podéis imaginaros lo cachondo que era el tío, que alegría nos trajo a todos, que persona más cariñosa que risas. Nos hizo ver y apreciar muchas cosas, fue una gozada, Pero Baiba se hizo mayor y ya no pudo venir más. Decidimos repetir y le sustituyó una niña. 

 Darsalja, era preciosa, el primer año vino a nuestra casa y luego a casa de mi hermana Marta. Su estancia fue un poco más difícil, a veces estas cosas son así, por eso Luisa y yo decidimos que al año siguiente, volviera otra vez, pero a casa de mi hermana Marta, que ya no tenia hijos de esa edad y todo podría ser más fácil. De esa forma el entorno sería el mismo y todos pudimos continuar siendo su familia de acogida.

   La primera vez que vienen están asustados, imaginaros el choque, delgaditos y con los dientes manchados por la falta de calcio, pero poco a poco van pelechando. Cuando ven el río del pueblo o la piscina por primera vez, se vuelven locos, no os lo podéis imaginar. Si los llevas al mar, ni te digo, pero había veces al principio, que se quedaban extasiados mirando correr el agua del grifo o una simple lavadora.

El pueblo Saharaui es increíble, que fuerza, que resistencia, viven confinados en campos de refugiados desde hace 35 años, el plan de paz aprobado por la ONU, nunca termina de aplicarse y su futuro es cada vez más difícil.

Yo solo pensé que seria una buena experiencia para mis hijos, pero es mucho más, mis hijos tomaron conciencia de la inmensa suerte que tienen y creo que son más solidarios, conscientes y sensibles con las desigualdades.

Durante esta semana se ha vuelto a atacar a este pueblo, ante la indiferencia de todos los gobiernos. Nuestra nueva ministra de asuntos exteriores, excusaba ayer mismo la pasividad del gobierno español, aduciendo que ningún país ha condenado la actuación de Marruecos.
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Estos días pienso en Baiba y Darsalja, ellos tiene un poco más de suerte, pues viven en una franja que el gobierno de Argelia les dejó. Están alejados de momento, de las humillaciones y la represión a la que les tiene sometidos el gobierno Marroquí.

Cuando acoges a un niño saharaui en tu casa, sin saber muy bien como, estableces un vínculo afectivo con este pueblo. A veces se te olvida, pero a la minima noticia que escuchas en radio, agudizas el oído y mandas callar, como si pudieran hablar de tus hijos. Entonces viene a tu cabeza como una especie silencio, remordimiento o responsabilidad  y aunque sabes que no puedes hacer mucho, te sientes ligado a un compromiso adquirido con este pueblo.

Sin duda hay demasiados intereses, acuerdos de pesca con Marruecos, su supuesta defensa ante el integrismo, unas supuestas buenas relaciones de vecindad. Por eso al pueblo saharaui se le ignora y no se le respetan sus derechos, porque son pocos y son muy pobres. Marruecos va gestando con ellos un genocidio lento, muy efectivo y con la complicidad de toda la comunidad internacional que se calla. Si hay una cosa que verdaderamente me esta dando asco de nuestro gobierno, sin duda es la poca valentía y dignidad para dar la cara por quienes dejamos abandonados a su suerte hace ya 35 años, ¿Cuándo vendrá un gobierno con dos cojones que saque la cara a este pueblo ante la comunidad internacional?

A mi solo se me ocurre una cosa, animaros a que firméis el manifiesto de la pág. web que os adjunto, y no callar.


Un abrazo a todos.

Francis Paniego.

2 comentarios:

  1. El desierto no hay que ir a buscarlo; a veces está en nuestra alma, en nuestro corazón y en nuestros descabellados intereses. Lo que pase en aquellas dunas, en la mayoría de los casos nos trae sin cuidado.
    Un abrazo

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