jueves, 3 de febrero de 2011

PONENCIA EN DESTINO VINO 07 12 de abril, a las 16:30.

PONENCIA EN DESTINO VINO 07  12 de abril, a las 16:30.

En 1957 mis padres se hicieron cargo de lo que ahora es el Echaurren, comprándoselo a mis abuelos. Supongo que ni de lejos pudieron imaginar, que podía ser eso del turismo enológico.

Han pasado 50 años desde aquella época y nuestro país ha cambiado muchísimo. También nuestra región y también mi casa.

   Creo que si reflexionamos, es verdad que el país ha cambiado mucho. Hemos avanzado, hemos crecido, hemos mejorado nuestras infraestructuras y ha mejorado  sustancialmente nuestro nivel de vida.  Sin embargo, hay algunas cosas que han cambiado muy poco.
   Cada invierno se siguen podando las cepas y cada mes de septiembre se sigue vendimiando, y en ese intervalo se sigue elaborando el vino como se ha hecho toda la vida. Es verdad que algunas bodegas ha edificado autenticas catedrales y es posible que algunas labores propias de este mundo se hayan aligerado notablemente, pero en esencia muy pocas cosas han cambiado.

    En Echaurren ha ocurrido lo mismo. Hemos crecido, hemos creado otras marcas como  “Comilon.com” un restaurante de autor como el “El Portal”. Hemos aligerado algunas labores, modernizando nuestras instalaciones y hemos adoptando la calidad como el arma que nos permita y garantice un progreso más ordenado. Pero en esencia seguimos haciendo lo mismo desde hace más de 100 años: las mismas croquetas, los mismos guisos, etc. Aquí también hay muchas cosas que no han cambiado.
  
   Hace pocos meses tuve la suerte de viajar al Valle de Napa con una delegación de compañeros cocineros de toda España. La verdad es que el valle es muy bonito y muy distinto al nuestro, buenos restaurantes y buenos hoteles, grandes tiendas a pie de carretera donde comprar todo lo relacionado con el vino, paseos a caballo o en Quad entre viñedos, y cantidad de bodegas que se posan sobre las viñas con verdadero señorío.  En general todo un mundo, un gran parque temático alrededor del vino. Pero bajo mi punto de vista quizás un poco falto de autenticidad.


En los dos últimos años, he comenzado a vivir el mundo del vino, como nunca yo lo había vivido. Cada semana realizo el mismo itinerario, camino de Elciego. En el trayecto, el tramo entre Uruñuela y Cenicero me parece mágico. Esa extensión de viñedos, con la sierra Cantabria al fondo cuando voy hacia Riscal y la sierra de la Demanda al fondo cuando vuelvo a casa. En esa carretera he disfrutado y más de una vez he parado a ver la nevada, el brote de primavera,  el esplendor del verano, el exultante otoño o el invierno duro, con el humo de algunos sarmientos que se convierten en cisco.

 Cuando paso por el centro de Cenicero para acortar distancias, me maravilla ver a como el paisaje humano también cambia, me gusta el mercadillo de los miércoles y me encanta ver, como la gente mayor pasa el tiempo delante del café charlando y viendo pasar a otra gente. Luego cruzo el Ebro y dicen que entro en el país vasco, yo no lo noto.
Luego esta nuestra gente, los riojanos en cuanto les preguntes algo nimio te dan todo tipo de explicaciones y hasta es muy posible que primero te inviten a un vaso de vino.

Ayer un amigo que se dedica a esto del turismo rural, me decía que hace unos días alguien había preparado una visita por la Rioja para un grupo de ejecutivos de una gran multinacional. Entre las múltiples actividades tuvieron hasta tiro al plato. Sin embargo en uno de esos momentos mágicos, cuando al pasar por Badaran, una persona  del grupo se asomo por la puerta de una bodega, el paisano lo atendió y enseguida les saco vino y un poco de chorizo. Enseguida todo el grupo estaba dentro de la casa de este señor escuchando su acento, su nobleza y bondad.  Mi amigo me comenta, que el jefe del grupo le pregunto, si esta actividad, que era la que más le había gustado, estaba preparada.

Les aseguro que en Napa no hubo nada que se saliera del guión.

    En Echaurren mis padres siguieron con el negocio de mis abuelos por que era la forma que tenemos en mi familia de ganarnos la vida. Ahora mi hermano y yo seguimos con el mismo negocio por idéntico motivo.  Analizando nuestro trabajo hay momentos realmente buenos, El goce de crear, la alegría de ver a la gente disfrutar en tu casa y la satisfacción de continuar con una tradición, por la que ya han pasado cinco generaciones.
Sinceramente, en mi casa se ha buscado siempre realizar un trabajo honesto, con perseverancia y amor por el oficio, el público nos ha premiado con su fidelidad.

    Ahora abordamos nuevos retos, el primero de todos mantener nuestra casa como siempre ha sido, convirtiendo a muchos clientes en amigos y procurando que se vayan siempre deseosos de volver. El segundo ofrecer a nuestros clientes un hotel más moderno y confortable, si todo va bien pronto será realidad. El tercero, es nuevo para nosotros, nunca antes lo habíamos hecho, el asesoramiento del Hotel Marques de Riscal. Este trabajo supone un reto, en el que mi principal labor, es el asesoramiento culinario y el intentar centrar a una cadena americana como  starwood, de que esto es la Rioja.  Si la Bodega Marques de Riscal hubiera querido otro asesor gastronomico, lo hubiera tenido. Si algo me han dejado claro los dueños de la bodega, es que querían que nada perdiera la esencia del lugar donde nos encontramos.

Estos días escucharemos a expertos de otros lugares del mundo que nos contaran como su comarca se ha convertido en un referente turístico. Nos hablaran de productos, de marketing, de imagen. Todo es verdad pero nunca podremos crear nada, sin creer que nuestro verdadero valor reside en nosotros mismos. Debemos aprovechar el empuje de muchos empresarios que están apostando por esta tierra. Pero al mismo tiempo debemos poner en valor, todo aquello que nos diferencia de los demás, proteger nuestro patrimonio cultural y paisajístico. Y hacer ver que solo lo autentico convence.


Francis Paniego