Nota: Este artículo apareció Publicado en el Suplemento Dominical de el Periódico de Cataluña el día 12 de agosto de 2012. Ante la imposibilidad de encontrar digitalizado este trabajo, lo he introducido yo mismo en mi blog. Para mí se trata, quizás de lo mejor que se ha escrito nunca sobre mi trabajo, y refleja muy bien lo que han sido estos 24 años de profesión.
Gracias Pau, por estar tan atento y ver tantas cosas, que otros no son capaces de ver.
FRANCIS PANIEGO
Bajo un manto de hojas
Hay que vigilar la evolución de este chef riojano, llamado a ser uno de los líderes del futuro. 2012 es un año de luces. Entre premios y agasajos, rehabilita el hotel familiar para situarlo en el mapa europeo.
TEXTO PAU ARENÓS FOTOS XAVIER GONZÁLEZ
Da alegría ver saltar a Francis Paniego (Ezcaray, 1968) por Sagastia, prado cercano a la estación de Valdezcaray, donde La Rioja es hayedo y nieve.
Solo ahora, en este inicio de la madurez, sabe convivir con las presencias y las ausencias. Siempre estuvo rodeado de amor y precisamente es ese amor descomunal el que lo ha frenado y lo ha hecho titubear.
En él habitaban el recuerdo de su hermano Luis y la formidable mano gastronómica de la madre, Marisa Sánchez, la primera de las cocineras riojanas, la formuladora de la croqueta total y de otros platillos con huella, los caparrones con sus sacramentos, la menestra de verduras o la purrusalda.
–Estar aquí me despeja, me desestresa. Pasear por el bosque. Lo necesito. Ir a un hayedo. Coger la bicicleta de montaña o correr. Es oxígeno. Es pura supervivencia. Quiero cocinar desde la felicidad. En lo gastronómico estoy viendo la punta a algo.
Pisar las hojas secas en La Zalaya y sentir cómo crujen y delatan. El que pisa la hojarasca se anuncia, por eso la eluden los ladrones.
–No quiero ser tan explícito. Al principio me obsesionaba más la reinterpretación gráfica y realista que el gusto del plato. Quizás por falta de tiempo, de un mayor trabajo o de profundizar más y buscar técnicas, decidí olvidarme de esa línea de paisajismo realista porque me causaba muchísima frustración y cierta ansiedad.
El ocultamiento de la materia, el juego de enterrar y desenterrar, de resurgir y renovar. El mantillo protege y cura. ¿Estamos hablando de gastronomía o estamos hablando de personas?
Una crema de ceps y castañas –¿el barro?– cubierta con un confeti comestible (acelgas, remolacha, berza, ralladura de trufa, calabaza, lollo rosso, pétalos de rosa, hoja de roble) que desparrama los colores del bosque. A un lado, un bizcocho rojizo, suavidad que invoca lo rocoso. Es bueno. Es precioso. Este es el orden correcto de las virtudes.
ESTI
Polvo helado de hierba fresca
Otro paisaje sugerido más que construido. Un pasto de alta montaña por donde triscan ovejas o cabras.
Francis se ha abrigado con lo verde y, al salir, es otro, más hercúleo en lo personal y culinario. Aunque en sus trabajos ofrece proteína animal es con las plantas donde demuestra el apego al territorio. Al citar a los chefs con raíz, a los vegáfilos, a este y aquel coronado con margaritas, los especialistas lo olvidan y merecerían ser disparados a la cabeza con la remolacha asada a la sal con tallarines de sepia, esfera de yogur y tierra de bizcocho seco y tinta de calamar (2011). Tierra, tierra. La Rioja roja y marrón.
Remolacha con esfera de yogur, Un soprendente mar y montaña de tierra adentro. Los tallarines de sepia enlazan los territorios.
El terrón carbonífero que delimita o acompaña las láminas de bacalao con sesos (2012). ¿Un pescado pensante?
Bajo un manto de hojas secas
El plato representa un paseo por los hayedos riojanos. Bajo la hojarasca, esconde una sorpresa.
Los que lo conocen han advertido un cambio: continúa siendo un chistoso, pero atemperado. Solo de madrugada, acabado el servicio, en ese momento en el que el cuerpo es un acordeón flojo, contará un chiste. En dos días, un solo chiste. Le podías escuchar decenas en aquellos viajes salvajes y descacharrantes al valle de Napa o Sao Paulo.
El reportaje pudo haber sido escrito hace cinco años y, siendo ya un chef completo, era también un hombre disperso y ligeramente descentrado. Entonces hubieran sido unas pinceladas de este retrato al óleo.
–Estaba devorado por la situación, estresado, ansioso. En 2009, 2010 toqué fondo. Se ha corregido con disciplina, auxilio y fe en sí mismo, “terapia y crecimiento”. Y apuntalado en Luisa Barrachina, su mujer, madre de Berta, Quique, Teresa, con la que ha soñado el Tondeluna de Logroño, una taberna de la nueva generación abierta en junio de 2011, móvil y cambiante, con mesas corridas que pueden descorrerse.
¿Por qué un hombre forjado en el fuego tradicional con los instrumentos de la vanguardia ha despertado con un negocio aparentemente secundario? Porque Tondeluna es de los Paniego Barrachina, pero no de los Paniego Sánchez. El espacio propio ha refrescado la ambición.
“Pasear por el bosque. Lo necesito. Ir a un hayedo. Coger la bicicleta de montaña o correr. Es pura supervivencia"
–En 25 años, unos dos millones. ¡Unos dos millones! La croqueta, en el escudo nobiliario. Solo en los comedores de Echaurren pasan por pan y huevo unas 60.000 unidades anuales.
–Las croquetas son nuestro patrimono. Y también las 15 recetas de mi madre.
Sería un error regodearse en el récord y en esa pequeña maravilla con corazón de pechuga de pollo y jamón que algunos citan como la mejor de la España croquetera, porque se descuidaría el alma del chef y sus cicatrices. Francis es otro, concentrado, dueño al fin de su tiempo y su espacio.
Remodela el hotel de los Paniego Sánchez, cuyos cimientos se clavan en el siglo XVII, y es en esa obra que enyesa la economía familiar con créditos bancarios donde se observa otra vez el empeño. “Es un hotel gastronómico, una experiencia absoluta que puede funcionar, con dos restaurantes, El Portal y Echaurren Tradición, y el gastrobar e-tapas en el salón de la chimenea”.
La industria de Ezcaray es el turismo –el casco antiguo es una maravilla y la iglesia Santa María la Mayor, frente al establecimiento hotelero, un espectáculo de piedra que el huésped admira desde la cama– y las butacas, con las que llenan cines y facilitan el consumo de palomitas. Este texto solo abraza la alta cocina.
Francis elige hasta los colchones, comodísimos –“también los he puesto en casa”–, pudiendo delegar en otro, sabiendo que es a él a quien le corresponde.
–Todos se han sacrificado por la casa. Soy lo que soy más lo que puedo llegar a ser. De esa idea nace Tondeluna, separarme un poco de Echaurren, iniciar un proyecto junto a mi pareja. En estos momento me siento muy bien.
Muy bien. Porque se han disipado los temores y las vacilaciones, porque intuye su potencia, porque ha dado grandes saltos, porque admiraba a su hermano Luis (“quería ser como él, era mi punto de equilibrio”), porque es devoto de Marisa (“mi madre no tiene clientes, tiene peregrinos”). Porque es definitivamente Francis Paniego Sánchez.
–Mi sueños ya son los míos y no los de Luis. Mi psicólogo me ha costado. Si vives una vida que no es la tuya es un horror.
El corazón del Echaurren se paró el 24 de diciembre de 1987 cuando Luis chocó con un camión. Negra Navidad. “Lo escuchaba embelesado, la divinidad, mi hermano mayor, Luis, una devoción real. Era muy cariñoso, achuchándome siempre, casi un plasta”. Luis era el cocinero, Luis era el el hermano. Han pasado 25 años y cuando preguntas a Marisa si está contenta por cómo ha evolucionado Echaurren y su justa fama, dirá.
–Me habría gustado que estuvieran todos. Todos.
En este punto del relato de Francis hay desmayos, crisis, abandonos de estudios, lágrimas retenidas y pieles reventadas por la aflicción. “El mundo se derrumbó a mi alrededor, vi caer a mi madre muerta. Le dije: ‘No te preocupes, mamá, que yo me ocuparé de todo’. No lloré ni una lágrima. A los tres meses me llené de granos, habones. El dolor tenía que salir por algún lado”.
En 1988, el padre, Félix, decidió remodelar el hostal y puede que en el ejercicio de demolición se buscase sin querer la catarsis.
Dieciséis días antes de fallecer, Luis acompañó a Francis al autobús que lo trasladaba a la escuela de hostelería, en Madrid, y el pequeño, con el pie en el estribo, expulsó las dudas: “No veo claro estudiar cocina, igual algo de empresariales”. Está obligado a las dos cosas.
Reclutado de manera definitiva para la milicia gastronómica, forzado a madurar, pasado por el rallador de Pedro Larumbe, Juan Mari Arzak, Benjamín Urdiain, Firmin Arrambide, Pedro Subijana y Ferran Adrià, es ahora cuando encaja el rompecabezas.
Una de las piezas grandes se la debe a su amigo Paco Bascuñán, diseñador, también difunto, que le aconsejó en 1998 jugar con dos cartas. Una preservaría la memoria de Marisa, aunque sin embalsamarla, siempre viva; en la otra florecería la propia, primero prudente y, después, descocada.
En 2002, consagró los dos formatos con la apertura del vanguardista El Portal, en un extremo del edificio, y la conservación del clásico Echaurren en el siguiente. En una esquina, los callos y morros de ternera y la lubina con almejas, hongos y salsa marinera. En la otra, el carpacho de gamba roja con tartar de tomate, ajoblanco y caviar de vinagre y el rabo de cordero glaseado con jengibre y hortalizas. Pero no hay combate, sino abrazo y baile. Una cocina enorme sirve a las dos tradiciones, la antigua y la que están construyendo. Pero es ya Francis quien se ocupa de navegar entre ambas orilla, con Marisa y su bastón y su porte de gran señora como cocinera de hono
En 2002 separó los dos espacios, lo viejo y lo
nuevo, El Portal y Echaurren Tradición
De regreso a la montaña, a la pradera de Sagastia, tres nuevos saltos de carnero: el pintor Jackson Pollock, Paco Bascuñán y la explicación del Polvo Helado de Hierba Fresca. Fue el diseñador el que le descubrió Pollock y sus pinturas de impacto, salsas estrelladas en el blanco.
–Paco comenzó a hablarme de la abstracción y de lo importante que es sugerir y, sobre todo, buscar el placer en la creación. La conversación fue muy relajante para mí, pues de alguna manera me liberaba de la necesidad de abordar algunos platos desde ese realismo que tanto me agobiaba.
Ya en 2008 recogía en el libro Echaurren, el sabor de la memoria la primera versión de un paisaje sentido más que delineado. Pasto (acelgas, lechuga, cebollino, albahaca, perifollo, eneldo, estragón), cordero (las mollejas), aire de leche ahumada, crema de queso de Cameros.
–Paco comenzó a hablarme de la abstracción y de lo importante que es sugerir y, sobre todo, buscar el placer en la creación. La conversación fue muy relajante para mí, pues de alguna manera me liberaba de la necesidad de abordar algunos platos desde ese realismo que tanto me agobiaba.
Ya en 2008 recogía en el libro Echaurren, el sabor de la memoria la primera versión de un paisaje sentido más que delineado. Pasto (acelgas, lechuga, cebollino, albahaca, perifollo, eneldo, estragón), cordero (las mollejas), aire de leche ahumada, crema de queso de Cameros.
Gracias a las abstracciones de Pollock comenzó a pensar en nuevos platos.
–Con la Hierba Fresca encontré un discurso, la comunicación con el entorno. Cuento cosas de aquí, sabores y aromas familiares. Empezó a marcar un cierto estilo. Cocina de terruño sin ser de terruño.
–Con la Hierba Fresca encontré un discurso, la comunicación con el entorno. Cuento cosas de aquí, sabores y aromas familiares. Empezó a marcar un cierto estilo. Cocina de terruño sin ser de terruño.
Es la representación de un rebaño de ovejas o de cabras que nosotros, sentados en una piedra, observamos con una brizna de espliego en la boca.
Sopla la brisa y trae con ella el olor a limpio y verde.
Las nubes avanzan con prisa.
En el hayedo, a lo lejos, las hojas permanecen en el suelo, defendiéndolo. Bajo la cubierta vegetal, crece lo nuevo.
Enhorabuena por el reportaje,no es fácil decir que las piezas del rompecabezas empiezan a encajar.
ResponderEliminarPor cierto precioso nombre Sagastia, no se si en en euskara pero, significa manzanal.
Saludos
Ezcaray este lleno de topónimos vascos de los que nos sentimos muy orgullosos, Iballa, Azarrulla, Turza y muchos más, forman parte de la historia de nuestro pueblo y es verdad que son vocablos preciosos.
ResponderEliminarMe alegro de que te guste, yo no he podido evitar compartirla, no esta demasiado bien reditada, pero ya la iré corrigiendo, es lo que permite el blog.
Me gusta tu blog, Francis. No te conozco personalmente pero si tu cocina, solo a través de las imágenes que cuelgan en la red publicadas por ti mismo y por algunos de tus amigos. La situación económica no me permitirá nunca disfrutar de tu comida, pero me lleno el ojo y mi imaginación hace el resto.
ResponderEliminarMe gusta que fueras amigo de Paco Bascuñán. Fue mi profesor de diseño en la Facultad de Bellas Artes de Cuenca. Me enseñó mucho, era un tipo encantador y todos en clase le apreciábamos mucho. Me enteré de su muerte mucho tiempo después de que sucediera, a través de la prensa. Me quedé frío. Y sobre todo porque en un plazo de tiempo bastante corto murieron otros dos de mis profesores de la facultad...estas cosas te hacen pensar en lo fugaz que es la vida y como hay que aprovecharla. Tu no lo has hecho mal del todo, verdad? La gente disfruta con tu cocina y tu con tus clientes. Buen binomio. Por cierto, copie tu forma de hacer las hamburguesas, haciendo el rulo y congelando las porciones individuales: quedaron riquísimas!!
Un saludo.
Que bonito comentario y que gratos recuerdos de Paco. Paco se convirtió rápidamente en un buen amigo, pero enseguida traspaso esa barrera para ser mucho más. Paco Bascuñan fue un gran apoyo en momentos de duda, siempre era estimulante hablar con él. Su perdida me dolió muchísimo, lloré como un niño y ver que se habla de él me emociona mucho y me gusta.
ResponderEliminarEste restaurante se sorprendería de lo barato que puede llegar a ser, me hace muy feliz que te gusten mis ideas.
Te deseo mucha suerte.